De dos fuentes proviene el
crecimiento económico de los países más avanzados. Por un lado, de sus propios
recursos tecnológicos y acumulación de capital. Por el otro, del acceso a las
riquezas y el trabajo de los países colonizados.
El traspaso de las riquezas de
estos últimos países a las grandes potencias, se efectuó de muy diversas
formas. De acuerdo con las circunstancias, se utilizó desde el procedimiento de
la apropiación física hasta el de la remesa de beneficios para las inversiones
imperiales, pasando por las etapas intermedias de ambos extremos.
De esa manera, muchos países
colonizados expandieron su producto pero no su ingreso, mostrando al mismo
tiempo un aparente progreso que, en realidad, encubría su miseria.
Para mantener este sistema se
necesitó de la dominación política. El arma empleada para ello, también se
adecuó a las circunstancias.
Fue así como se acudió al
empleo de las fuerzas militares, en intervenciones directas o indirectas; al
copamiento de gobiernos o de sectores claves del país; a la complicidad de los
grupos dirigentes; a la acción sutil de las organizaciones que sirvan a
intereses supernacionales; a los empréstitos, que bajo la forma de
"ayudas" atan cada vez más a los países dependientes. Es decir, se
recurrió a cuanto procedimiento fuera útil para los fines de dominación
perseguidos.
Esta ha sido una evolución
particularmente notable del sistema imperialista durante casi todo el siglo XIX
y la primera mitad del siglo XX. En su transcurso, las espaldas de los
trabajadores de los pueblos sometidos - tanto del mundo oriental como del
occidental - han sobrellevado, en buena medida, la carga del progreso de las
metrópolis imperialistas.
Pero la situación
internacional está sufriendo profundas conmociones: los pueblos comienzan a
despertar, motivando que los países dependientes se vean obligados a tomar
partido frente a dos elecciones:
- Por un lado, elegir entre
neo-colonialismo y liberación.
Para nosotros la elección
resulta obvia, y cuando dijimos que había que construir el "Tercer
Mundo" no hicimos otra cosa que dar un nombre y un sentido al camino de
liberación elegido.
- Por el otro, se presenta la
elección entre capitalismo y comunismo como opciones inevitables. Nosotros
percibimos el error de considerar, como únicas alternativas, a dos posiciones
extremas que han servido para la dominación. Así surgió la "Tercera
Posición".
Venimos sosteniendo estos
conceptos desde hace tres décadas. Consecuente con ellos, Argentina inició un
proceso de cooperación latinoamericana para lograr la liberación. Ya la idea de
Comunidad Latinoamericana estaba en San Martín y Bolívar, ellos sembraron las
grandes ideas y nosotros: hemos perdido un siglo y medio vacilando en llevarlas
a la práctica.
Ahora, para corregir el rumbo
que equivocadamente tomamos, debemos profundizar, entre otros lazos de unión,
la línea de los tratados de complementación económica, que, como el firmado en
Santiago de Chile, hace 25 años, entre este país y la Argentina, estén abiertos
a la adhesión de los demás países del área con la finalidad de alcanzar una
integración económica sudamericana.
Este proceso arroja algunas
enseñanzas que es conveniente no desaprovechar en una acción futura. Podemos
sintetizar tales enseñanzas en las siguientes consideraciones:
Unión Latinoamericana. - Cada
país participa de un contexto internacional del que no puede sustraerse. Las
influencias recíprocas son tan significativas que reducen las posibilidades de
éxito en acciones aisladas.
Es por ello que la Comunidad
Latinoamericana debe retomar la creación de su propia historia, tal como lo
vislumbró la clarividencia de nuestros libertadores, en lugar de conducirse por
la historia que quieren crearle los mercaderes internos y externos.
Lo repito una vez más:
"El año 2000 nos encontrará unidos o dominados". Nuestra respuesta,
contra la política de "dividir para reinar", debe ser la de construir
la política de "unirnos para liberarnos".
Reacción Imperialista. -
Tenemos que admitir como lógica la acción de los imperialismo en procura de evitar
que la unión de nuestros países se realice, ya que ello es opuesto a su interés
económico y político.
En consecuencia, debemos
admitir que la lucha es necesaria. Pero nosotros también aprendimos a reducir
el costo social de la lucha.
Verdad y Justicia. - Puede
discutirse mucho acerca de si existe o no determinismo histórico. Pero yo
tengo, al menos, la certeza de que existe una constante en el hecho de que el
hombre tiene sed de verdad y justicia y de que cualquier solución de futuro no
podrá apartarse del camino que las satisfaga.
Trabajar con los Pueblos. -
Para tener éxito en esta empresa, lo esencial reside en trabajar con los
pueblos, y no simplemente con los gobiernos; porque los pueblos están
encaminados a una tarea permanente, y los gobiernos muchas veces a una
administración circunstancial de la coyuntura histórica.
Fin de las oligarquías y
burguesías. - La historia muestra también que está terminando en el mundo el
reinado de las oligarquías y las burguesías y que comienza el gobierno de los
pueblos. Con ello, el demoliberalismo y su consecuencia, el capitalismo, están
cerrando su ciclo. El futuro, realmente es patrimonio de los pueblos.
La brecha tecnológica. - Las
diferencias que nos separan de las grandes potencias han sido ahondadas por la
brecha tecnológica.
Debemos, entonces, desarrollar
tecnología. Pero ello exige una mínima dimensión económica que sólo pocos
países del Tercer Mundo pueden elaborar sobre la base del esfuerzo nacional.
Además, tampoco podrán abarcar la totalidad de la gama tecnológica.
Esta es otra de las causas que
exigen la unión de los países que quieren liberarse.
Falsas virtudes de los
extremos. - Hemos aprendido también que "occidental y cristiano",
"occidental y libre", "capitalista y creativo",
"comunista e igualitario", son muchas veces, asociaciones
declamatorias.
Sabemos que en ambos sentidos,
las falsas virtudes de un extremo fertilizan la potencia del otro extremo, y
que no debemos seguir admitiendo que la tarea se reduce a enfrentar a los dos
modelos extremos. Es ésta otra razón que justifica la creación de nuestro
modelo propio.
Acercamiento de los Extremos.
- Los extremos se tocan cada vez más. En efecto, mientras en las economías
capitalistas es creciente el grado de intervención del Estado y el contenido de
sujeción de la libertad individual a formas programadas superiores, por el otro
lado, en algunas economías colectivistas se introduce el beneficio como motor
de incitación para incrementar la eficiencia.
La Cruel Realidad de los
Imperialismo. - Cuando se expresaba, hace algunos años, que "el
imperialismo no perdona", se estaba también afirmando que ningún
imperialismo perdona. La experiencia de la década del 60 ha sido
suficientemente dura en estos aspectos, y el mundo aprendió mucho de ella.
Las invasiones militares en
que los dos imperialismos han incurrido en los últimos 15 años, a contratiempo
de la historia, han constituido un poderoso factor para que el Tercer Mundo
asuma la necesidad de su autodefensa.
Además, ésto evidencia la
creación de un derecho no escrito, en el plano mundial, que fortifica los
principios de autodeterminación y de no intervención de los pueblos. Ello
tendrá, tarde o temprano, que encontrar el eco adecuado en las Naciones Unidas
para que éstas adquieran un efectivo poder de arbitraje.
Autodestrucción de los
Imperios. - Las coaliciones imperialistas no impiden que se cumpla una
constante histórica: los imperios se autodestruyen. Ya están a la vista algunos
signos de una seria pérdida de la capacidad hegemónica en los imperialismos
hasta ayer dominantes.
Complicidad de Sectores
Internos - Surge, también, una experiencia importante para nuestros países: hay
sectores internos cuyos objetivos coinciden con los de los imperialismos.
Obviamente, la capacidad de decisión de estos sectores debe ser debilitada o
anulada.
Imperialismo y Tercer Mundo -
La dinámica mundial no obedece sólo a los designios de los poderosos. Ahora
responde a una articulación que encuentra imperialismos por un lado y Tercer
Mundo por otro.
Repito en este aspecto: las
ideologías van siendo superadas por las necesidades de la lucha por la
liberación.
El Tipo de Democracia. - No
siempre los países han definido con exactitud la democracia que desean, ni han
calificado la democracia en la cual viven. Hemos aprendido que ocultar el tipo
de democracia que se quiere, constituye la mejor manera de preservar el tipo de
democracia que quieren los demás.
El Egoísmo y la Sociedad
Competitiva. - En el transcurso del tiempo, hemos venido progresando de manera
gigantesca en el orden material y científico, pero veinte siglos de
cristianismo parecen no haber logrado, suficientemente, hasta ahora, la
superación del egoísmo como factor motriz del desarrollo de los pueblos. La
sociedad competitiva es su consecuencia.
Esto arroja luz sobre el hecho
de que la cooperación y la solidaridad son elementos básicos a considerar en el
futuro.
El Materialismo. - El
pragmatismo ha sido el motor del progreso económico. Pero también hemos
aprendido que una de las características de este proceso ha sido la de reducir
la vida interior del hombre, persuadiéndolo de pasar de un idealismo riguroso a
un materialismo utilitario.
El mundo debe salir de una
etapa egoísta y pensar más en las necesidades y esperanzas de la comunidad. Lo
que importa hoy es persistir en ese principio de justicia, para recuperar el
sentido de la vida y para devolver al hombre su valor absoluto.
Necesidad de una Etica. - La
historia nos indica que es imprescindiblemente necesario promover la ética
individual primero, desarrollar después la consecuente conducta social y
desprender finalmente de ellas la conducta económica. La libertad se instala en
los pueblos que poseen una ética y es ocasional donde esa ética falta.
Pensamiento y Acción. - No
puede haber divorcio alguno entre el pensamiento y la acción, mientras la
sociedad y el hombre se enfrenten con la actual crisis de valores, acaso una de
las más profundas de cuantas se hayan registrado. Es posible que el pensamiento
haya perdido, en los últimos tiempos, contacto directo con las realidades del
devenir histórico. Pero es cierto también que ha llegado "la Hora de los
Pueblos" y que ella exige "un pensamiento en acción".
El Imperativo de la Comunidad
Organizada. - Es por ésto que las grandes alternativas que presenta la historia
a nuestro país, terminan deduciéndose y no postulándose. Como deducción de la
experiencia que viene de la historia cada día se ahonda más el imperativo
moderno de la Comunidad Organizada como punto de partida de toda idea de
formación y consolidación de las nacionalidades.
Tercer Mundo y Tercera
Posición. - Asimismo, se deduce la consolidación del Tercer Mundo, y la Tercera
Posición como resultantes históricas definidas. La Tercera Posición como unidad
conceptual, y el Tercer Mundo, como entidad política.
Sectarismo y Liberación. -
Finalmente, la más importante de las enseñanzas, es la revelación de que los
sectarismos no nos conducirán jamás a la liberación. Las diferencias de ideas
son positivas en tanto estén abiertas a la confrontación sincera y honesta en
busca de la verdad.
Encerrarnos en nuestras ideas
y procurar imponerlas por el peso de una fuerza circunstancial, significaría
caer en el mismo error por el que han transitado aquéllos a quienes hoy
enfrentamos.
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