La indispensable organización
en este ámbito debe contar con un ente con máximo nivel de decisión, tal vez un
Ministerio de Ciencia y Tecnología como central de conducción del sistema, y
así como una total unidad de inteligencia y de control nacional, que oriente y
regule la oferta y la demanda de conocimientos científico-tecnológicos con
cabal especificidad, y sirva como fuente de información especializada.
Considero que en nuestro país
la administración superior de la ciencia y la tecnología debe hacerse efectiva
en el nivel gubernamental, incorporando para ello los mecanismos de
participación que correspondan.
Esto implica que la política
científico-tecnológica no puede ser de tipo liberal. La más alta
responsabilidad en el ámbito científico-tecnológico no puede estar en manos
extranjeras. Concibo además que la estructura administrativa más apta para el
campo de la ciencia y la tecnología requiere un grado elevado de participación
y de acuerdo.
Debe establecerse un apropiado
sistema de vinculación entre todos los entes dedicados al proceso de desarrollo
científico-tecnológico, y especialmente es preciso conectar el sistema
científico-tecnológico con el Gobierno, los medios de producción y el sistema
financiero.
CRITERIOS DE POLITICA Y PROGRAMACION
Dentro de este ámbito de
organización, la política de ciencia y tecnología tendrá que fundarse
principalmente en las necesidades reales del país, antes que en el estímulo de
tipo indirecto. Así como en lo económico se exige cierto nivel de empresa para
que haya eficiencia, también se requiere un nivel de trabajo en lo
científico-tecnológico para iguales fines, y debe la política de este campo
asegurarlo.
Si nuestra sociedad
científico-tecnológica es suficientemente creativa planteará demandas de
recursos en mucha mayor magnitud de la que el país puede requerir. A partir de
dicho punto debe efectuarse la evaluación de prioridad a efectos de identificar
los campos en los cuales será necesario trabajar en cooperación internacional.
Si por el contrario, falta creatividad,
nunca se generará la demanda suficiente de ciencia y tecnología como para
impulsar el desarrollo nacional.
La creatividad, y
particularmente su incentivación, está en la base de la política
científico-tecnológica que deseo para nuestra sociedad.
Es imprescindible establecer
los medios adecuados para la formación profunda del científico y del técnico,
sea bajo avanzadas formas de post-grado, como a través de institutos
especializados, o estrechando vínculos adecuados con el exterior.
Considero que el científico
debe adquirir la capacidad auténtica de negarse, con convicción absoluta, a
producir determinada forma de conocimiento científico-tecnológico que resulte
inadecuado para el país. La historia presenta claros ejemplos sobre cuál es el
tipo de conocimiento que nunca debió haberse desarrollado en la humanidad.
La propuesta que acabo de
delinear debe estar abierta a la recíproca cooperación internacional, que es
sin duda imprescindible.
En el futuro, será necesario
arbitrar todos los recursos a nuestro alcance para establecer una clara
política mundial, desarrollando un conjunto de acuerdos con todos los países
con los cuales podamos emprender esfuerzos conjuntos de investigación y
desarrollo, pero siempre procurando trabajar al ritmo del más rápido.
Finalmente, determinados
elementos de la problemática científico-tecnológica cuyo comportamiento se
requiere asegurar y localizarse deben tener su correspondiente consideración en
la Constitución Nacional, a fin de garantizar el cumplimiento de los objetivos
propuestos.
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