Ciertos sectores de nuestra
economía han dependido y aún dependen de la importación de tecnología
extranjera. Tal dependencia constituye en alguna medida un aspecto particular
de dominación.
Eliminar totalmente la
importación de tecnología no constituye un paso próximo a lograr, pero sí debe
ser reducida a lo estrictamente imprescindible.
La sociedad que anhelamos para
el futuro debe comprender que el problema científico-tecnológico está en el
corazón de la conquista de la liberación.
Sin base
científico-tecnológica propia y suficiente, la liberación se hace imposible. El
mundo es, en esta materia, cada vez más interdependiente, y nuestro potencial
actual ya tiene la capacidad crediticia necesaria para permitirnos una política
nacional inteligente, que concrete su potencial, lo trabaje con programas
efectivos y unidad de criterio, y opere recíprocamente con todos los centros
del mundo.
Tiene que generalizarse
también la idea de que la dependencia tecnológica es más difícil de revertir
que la dependencia comercial o financiera. En lo comercial, pueden modificarse
rápidamente estructuras, y en lo financiero lograrse un cambio de financista.
Lo científico-tecnológico
requiere una larga sedimentación que exige la acción decantadora del tiempo, y
sólo rinde fruto real cuando alcanza cierto nivel de costo y aceptable grado de
perfectibilidad.
Lo importante es que en
materia de ciencia y tecnología debe trabajarse para el presente y para el
futuro al mismo tiempo.
Este concepto tiene una seria
implicación inmediata: toda tecnología incorporada desde el exterior - y aún la
tecnología nacional - puede desarrollarse con limitaciones o bien ser
ampliamente difundida.
No ayuda a la liberación la
existencia de estrechos compromisos tecnológicos. Esta es una clara orientación
que la sociedad debe tener en cuenta para establecer reglas de juego precisas
en el proceso de incorporación de tecnología y capital extranjeros, así como
para el comportamiento de los sectores productores y usuarios de tecnología en
el nivel nacional.
Además, como el ritmo de
crecimiento depende del ritmo de aplicación de tecnología en función
productiva, en la medida que se quiera un crecimiento suficiente del producto,
será también necesario llegar a, por lo menos, cierto nivel de desarrollo
tecnológico propio.
Es muy difícil determinar cuál
es el nivel de acumulación de conocimientos científicos suficiente. En tal
sentido, la sociedad deberá tratar de establecer algunos criterios
razonablemente objetivos, para que pueda tomarse una decisión sobre el
particular.
La cuestión es fundamental,
pues no puede existir heterogeneidad alguna entre el nivel de suficiencia
científico-tecnológica y el de los recursos que se vuelquen en su desarrollo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario