En materia social, nuestro
proceso ha sido muy significativo y aporta experiencias de cambio realmente
aleccionadoras.
Veamos separadamente los
distintos aspectos de esta cuestión:
Características Socio-demográficas Generales:
Las características
socio-demográficas básicas de nuestro país son bien conocidas:
- Escasa población, frente a su dilatada extensión;
- Tasas bajas de crecimiento vegetativo;
- Alta esperanza de vida;
- Concentración urbana con macrocefalia del área metropolitana;
- Alta tasa de alfabetización con elevada deserción escolar;
- Ausencia de conflictos raciales o religiosos;
- Amplia difusión de los medios de comunicación masivos con limitaciones en cuanto a su calidad intrínseca;
- Nivel elevado de salubridad pero con desequilibrios regionales que se verifican en la tasa de mortalidad infantil, que aún es elevada, etcétera.
La Movilidad Social y los Líderes:
La Movilidad Social fue y
sigue siendo alta en el país. El hijo del trabajador más modesto puede llegar a
ser Presidente de la República.
No son muchas las sociedades
que en el mundo ofrecen esta posibilidad.
Sin embargo, en la práctica se
obstaculizó reiteradamente esta movilidad. Los líderes naturales encuentran un
camino difícil: hay una maquinaria aplastante que cuesta mucho desmontar.
La supuesta igualdad de
oportunidades ha sido determinada, en ciertas circunstancias, por la capacidad
económica, de la cual siguen dependiendo en gran medida las posibilidades de
formación.
La misma forma de emerger de
muchos líderes, no ha asegurado una alta calidad de liderazgo en todos los
casos. Así se comprende que haya existido cierto "elitismo", en la
medida en que el grupo tenía poder, oportunidad e influencia, se
autoidentificaba como más apto para imponer su voluntad a los demás.
Por otra parte, durante casi
dos decenios funcionaron mecanismos que coartaron la posibilidad de expresión
de los líderes que se mantuvieron fieles a las concepciones doctrinarias
existentes hasta 1955. En este terreno se echó mano a la discriminación
directa. Por lo demás, el proceso montó sistemas de promoción que en grado
apreciable dependieron de la adscripción ideológica de los líderes a las pautas
políticas del ámbito liberal dominante por entonces.
En consecuencia, no puede
asegurarse que todos los liderazgos hayan surgido de los dos requisitos
fundamentales requeridos: vocación de servicio al país y capacidad.
Para no caer en la trampa
liberal, en el futuro deberá emprenderse con inteligencia y honestidad la
formación de líderes, particularmente para que los líderes intermedios en los
campos políticos y sociales complementen su información y cultiven sus valores
personales en forma metódica y sistemática.
El mismo mecanismo de
promoción de líderes tiene que sentarse, en todos los cuerpos políticos y
sociales, sobre una verticalidad institucionalizada que transporte la corriente
de poder desde la base.
De este modo, el líder resulta
un verdadero conductor, con mandato real y capacidad probada por el Pueblo, del
cual, además de representante, debe ser auténtico y permanente intérprete.
La Familia
Una de las experiencias más fecundas
que surgen de nuestro proceso, es el hecho de que la sociedad argentina ha
sabido preservar a la familia como la célula social. Es claro que hay fisuras
inevitables cuando los cambios son demasiado rápidos y es obvio que la
dimensión de las fisuras puede agrandarse en la medida en que el cambio se
acelere, o asuma una dirección equivocada.
En las sociedades altamente
competitivas devoradas por el consumo, se debilitó el núcleo familiar y
aparecieron diversas desviaciones, de las cuales las drogas y el alcoholismo
son dos manifestaciones lamentables.
Nuestra Patria todavía está a
tiempo de preservar a la familia, ya que si bien no todos han conservado su
integridad ante la agresión externa motivada por el sistema liberal,
afortunadamente, la mayor parte de ellas ha salvado firmemente su contextura.
Medios de Comunicación Masivos y Promoción del Consumo:
Los medios de comunicaciones
masivos se incrementaron, pese a ser sometidos a restricciones selectivas que
respondían a los intereses de las filosofías dominantes.
Así, dichos medios se
convirtieron en vehículos para la penetración cultural.
El país debe establecer
principios específicos y claros no sólo en lo referente al nivel de intercambio
socio-cultural con el exterior, sino también respecto de cuáles han de ser las
condiciones para salvaguardar la identidad cultural argentina.
Por otra parte, es interesante
observar lo que sucede con la comunicación de los grupos postergados o aislados
de la sociedad, como en la práctica aconteció con el Movimiento Justicialista
durante casi 20 años. La respuesta no dejó lugar a dudas: cuando se observa una
profunda fe en ideas y valores, la coerción externa no pude impedir que se
desarrollen mecanismos informales de comunicación directa. Puede destruir los
medios formales, pero no puede hacer lo mismo con aquellos cuya energía de
transmisión nace del poder de la ideología del grupo.
La opinión pública del país
está lo suficientemente preparada para criticar las informaciones que recibe.
En algunos sectores sociales se pensó que esa opinión había sido confundida con
información tendenciosa, pero no fue así. A pesar de que prácticamente los dos
tercios de la opinión ciudadana soportó décadas de prédica destructiva, mantuvo
una monolítica unidad de convicción.
No es posible
"vender" ideas al Pueblo. Menos aún cuando, como en nuestro caso, se
encuentra en él una incontenible sed de verdad.
En otro orden de cosas, se ha
buscado promover actitudes profundamente negativas, incrementando
artificialmente un consumo voraz de productos inútiles.
Directos responsables de esta
situación han sido quienes instrumentaron los medios de comunicación masivos
para aniquilar la conciencia del Pueblo.
Es decir, se procuró motivar
un consumo prescindible excitando los sentidos. Ese sistemas es incompatible
con la forma nacional y social a la que aspiramos, en la que el hombre no puede
ser utilizado como un instrumento de apetitos ajenos sino como punto de partida
de toda actividad creadora.
No se puede ignorar que el sistema
empleado incrementa la demanda de bienes, provocando una actitud competitiva
que incita al aumento de eficiencia. Es evidente, además, que ambos factores
constituyen el impulso del progreso económico.
Pero una cosa es el progreso
económico y otra muy diferente es el desarrollo social del país en pro de la
felicidad del hombre que lo integra.
Es por eso que será necesario
corregir ciertas pautas de consumo que no responden a las reales necesidades de
nuestro Pueblo. Este necesita liberarse de los moldes prefabricados que hacen
de la exhibición de bienes una cuestión de prestigio, premiando diversas formas
de parasitismo social.
Precisamente el consumo
artificialmente estimulado unido a la mentalidad competitiva ha actuado como
factor desestimulante de determinaciones fundamentales de la creatividad del
hombre, como son, por ejemplo, la ciencia y el arte.
Los Factores del Cambio:
No extraña, pues, que una
evolución de la escala de valores vigentes hasta el momento, incluya el aprecio
por "tener" y la "seguridad".
Sin embargo, el "querer
seguridad" no implica necesariamente resistencia al cambio; sólo se oponen
a él determinados grupos tradicionales de poder de la sociedad argentina.
La actitud frente al esfuerzo
no se ha perdido, y tal vez sea éste uno de los mejores capitales que importó
el país con los inmigrantes que lo construyeron. Pero debemos emprender una
buena organización que atienda a la realidad altamente compleja del sistema
social del país, que reactive apropiadamente el conjunto de elementos que
entran en él, y que ofrezca resultados simples y adecuados a la concepción del
ciudadano.
Pese a todo, es posible
evaluar que nuestra sociedad ha mantenido una alta capacidad de desarrollo
interno. Configura una estructura moderna, en la cual la demanda de un cambio
que reubique valores está adoptando ostensiblemente la forma de un mandato.
En consecuencia, es preciso
determinar los factores de cambio con los cuales pueda actuar nuestra comunidad
en bien de su propio desarrollo social. Al respecto, se pueden contemplar
varias posibilidades:
- Confiar en la evolución
espontánea del propio cuerpo social;
- Procurar formas cruentas de
cambio, confiando, por ejemplo, en el valor purificador de la destrucción, de
la violencia y el caos;
- Proponer una elaboración
sistemática y racional, que permita fijar las cualidades que se anhelan para la
comunidad argentina y comprometer el trabajo necesario para llevarla a cabo.
El proceso parece enseñar que
librada la sociedad a una evolución espontánea, resulta inexorablemente víctima
de pautas externas. Permite concluir, asimismo, que las formas cruentas
conducen a un estéril y dolorosos sacrificio de vidas humanas. Por lo tanto, no
tenemos derecho a eludir el compromiso ético e histórico de crear un modelo
lúcido, que no sólo sirva a las generaciones adulta e intermedia, sino que
constituya un eje de orientación para la juventud argentina.
Naturalmente, la conformación
del Modelo tendrá que tender hacia una síntesis entre lo que elaboramos
racionalmente y lo que la propia comunidad quiera.
Insisto en que es fundamental
determinar la forma de alcanzar el cambio deseado. Hace muchos años podía
apelarse emotivamente a la Patria o a la tradición; más tarde se apeló al
bienestar. Ya eso no basta.
Hay que levantar ahora,
además, y con gran vigor, el poder del espíritu y la idea, teniendo en cuenta
que el bienestar material no debe aniquilar los básicos principios que hacen
del hombre un ser libre, realizado en sociedad, y valorizado en su plena
dignidad.
Para ello, entre otras
medidas, debe limitarse el consumismo sofisticado, estableciendo el camino
apropiado para reconstruir al hombre argentino.
Debe ser valorizada en toda su
intensidad la gran coincidencia expresada en la comunidad argentina en 1973: de
un lado, están los que quieren el cambio y del otro, los que no lo quieren.
Los que quieren el cambio
constituyen el 90 por ciento del país. En principio a ellos está destinado este
Modelo, cuyo propósito es el de responder fielmente a un mandato otorgado en
las urnas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario