Es habitual, cuando se hace
referencia a la producción, centrar fundamentalmente la discusión en dos
grandes áreas: nivel de autosuficiencia económica y papel del Estado en el
proceso productivo.
Tal vez en el pasado, donde se
procedía entendiendo al país como compartimento estanco y donde las
concepciones ideológicas se alineaban en posiciones extremas, dicha discusión
tenía algo de sentido. En la época actual y para mentes con visión de futuro,
enfoques de tal naturaleza carecen de todo valor.
Es indudable que si hacemos
referencia a un mundo que tiende cada día más a acelerar su integración y a
coparticipar en la solución del problema de la escasez de recursos, tratando de
incrementar el comercio internacional y de integrarse en el proceso productivo,
resulta pueril y contradictorio dispersar esfuerzos.
Esto no implica aceptar o
mantener las estructuras productivas tal como están, consolidando la
dependencia. Nuestra Argentina cuenta con una naturaleza pródiga en recursos,
una mano de obra cualitativamente comparable a la que poseen países con un
elevado desarrollo y un grupo empresario creativo y pujante.
Dicho en otros términos, se
dan las condiciones para armonizar una estructura económica agropecuaria con
otra industrial, sin que el progreso de un sector se logre a costas del otro
Lo fundamental es que cada
producto que salga al mercado y en particular al internacional, cuente con el
mayor valor agregado que los factores de la producción permitan, y por otra
parte, que se consolide una integración del proceso productivo en el nivel
regional interno, continental y finalmente universal.
El pleno empleo de los
recursos tendrá entonces un verdadero y sólido sentido, no tomará la forma de
una expresión de deseos de plataforma política con fines electorales.
De nada servirá disponer de
generosos recursos naturales, si éstos permanecen inexplotados; es
imprescindible orientar los mayores recursos para utilizar, particularmente
aquéllos que se poseen en forma abundante en relación con las propias
necesidades, pero sin perder de vista un uso racional para los agotables.
Es aquí donde el
establecimiento de metas cuantitativas, previa investigación inteligente y
realista de nuestras reservas, adquiere especial relevancia. En todo proceso
productivo hay insumos críticos que condicionan severamente la actividad industrial
y la productividad del sector agropecuario. Es respecto de ellos que adquiere
verdadero sentido el concepto de autosuficiencia y ruptura de la dependencia.
Esta es la otra área hacia
donde deben canalizarse los esfuerzos del sector público privado, ya sea
actuando en forma independiente o conjunta.
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