Cuando la concepción liberal
actúa en el nivel del ciudadano y del Estado, sin aceptar más entidad
intermedia que los partidos políticos, ofrece garantías no del todo adecuadas.
Los grupos de intereses, que
responde a la estructura del poder económico imperante, pueden crear sus
propios partidos, infiltrar los partidos existentes o bien presionar sobre las
decisiones gubernamentales por vía de la influencia directa, con todos sus
mecanismos lícitos conocidos.
Cuando la concepción de la
Democracia Social establece que los grupos sociales deben integrar
institucionalizadamente los cuadros intermedios de la comunidad organizada,
está ofreciendo garantías verdaderas.
En efecto, el ciudadano ha de
poder participar más en función de lo que conozca mejor. Todo trabajador sabe,
por ejemplo, cuál es el verdadero sentido de la política que lleva adelante una
confederación de trabajadores.
Las concepciones de cada grupo
social y de cada partido político deben estar expresadas en forma de bases,
plataformas u otros cuerpos escritos que configuren su propia manifestación del
Proyecto Nacional.
Si se trata de partidos
políticos su plataforma tendrá que constituir la expresión política del
Proyecto Nacional que el partido sostiene para el país. Tratándose de grupos
sociales, sus bases o estatutos doctrinarios deben configurar, igualmente, la
expresión del Proyecto Nacional que el grupo social concibe para el país.
Las instituciones intermedias
tendrán que actuar procurando la unión para el accionar de aquellas cuya
ideología sea coincidente.
En el nivel de liderazgo, esto
significa la unión de todos los líderes populares en la tarea común. La falta
de unión o aún la desunión configura el más serio enemigo que podemos crear
nosotros mismos en la lucha por la Liberación y Reconstrucción Nacional.
Desde este fundamento se
concibe que el trabajo futuro en nuestra democracia social - desarrollándose
como comunidad organizada - debe darse sobre la base de: paz social y diálogo
abierto como método de trabajo político en búsqueda de coincidencias con todos
los sectores políticos y sociales; y fundamentación del poder de los
movimientos, grupos sociales y partidos políticos en organizaciones que actúen
con una corriente de poder que fluya sistemáticamente desde las bases, con voto
universal, secreto y obligatorio para todas las manifestaciones.
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