En el Modelo Argentino,
nuestra sociedad futura debe responder, con absoluta plenitud, al concepto de
Comunidad Organizada.
Pero esta organización no
puede entenderse como la construcción de una máquina fría, rígidamente trabada,
donde los mecanismos de poder nublen la conciencia del hombre y lo conviertan
en un engranaje despojado y vencido.
El hombre es principio y fin
de la Comunidad Organizada, por lo que no puede haber realización histórica que
avasalle la libertad de su espíritu. No hay organización posible si el hombre
es aniquilado por un aparato externo a su propia existencia.
La Comunidad Organizada no es,
por lo tanto, una comunidad mecanizada donde la conciencia individual se diluye
en una estructura que no puede más que sentir como ajena.
Pero tampoco estoy predicando
un desencadenamiento de individualismo como modo de vida en el que la
competencia feroz transforme al hombre en un lobo para sus semejantes. La
solución ideal debe eludir ambos peligros: un colectivismo asfixiante y un
individualismo deshumanizado.
Nuestra comunidad sólo puede
realizarse en la medida en que se realicen cada uno de los ciudadanos que la
integran.
Pero “integrar” significa para
nosotros “integrarse”, y la condición elemental de la integración del ciudadano
en la comunidad es que la sienta como propia, que viva en la convicción libre
de que no hay diferencia entre sus principios individuales y los que alienta su
Patria.
Esto sólo es posible si la
comunidad defiende auténticamente los más altos intereses del espíritu humano.
De lo contrario, el necesario equilibrio entre el hombre y la comunidad se
destruye irreparablemente. El carácter de “organizada” de la comunidad que
nuestro Modelo defiende, alude simplemente a ese equilibrio, a una básica
armonía que justifica y da sentido a la existencia.
Estoy convencido de que la
comunidad organizada es el punto de partida de todo principio de formación y
consolidación de las nacionalidades, no sólo en el presente sino también en el
futuro.
En nuestra patria se han
perdido - y se siguen perdiendo - muchas vidas procurando la organización
nacional. A la luz de este hecho, resulta claro que hemos llegado a cierto
grado de organización del Estado, pero no hemos alcanzado a estructurar la
comunidad organizada. Más aún, muchas veces los poderes vertidos en el Estado
trabajaron para que no se organizase el pueblo en comunidad.
La comunidad debe ser
conscientemente organizada. Los pueblos que carecen de organización pueden ser
sometidos a cualquier tiranía. Se tiraniza lo inorgánico, pero es imposible
tiranizar lo organizado. Además, como una vez expresé, la organización es lo
único que va más allá del tiempo y triunfa sobre él.
Para organizar una comunidad
se requiere la concurrencia de muchos factores.
En primer lugar, nada se edifica
sin claridad de objetivos, sobre la base de una ideología común que reúna a
hombres que sienten de la misma manera, lo que se considera fundamental para el
país. Sabemos que esto se concreta en una doctrina que abre un amplio espacio
de coincidencia aceptado por la mayoría de la comunidad para ponerlo en
práctica en su organización.
Es necesario, además,
instaurar un inalienable principio de objetividad. Que la organización sea
objetiva significa que todo fundamento de estructuración debe prescindir de
abstracciones subjetivas, recordando que la realidad es la única verdad. Y no
puedo pensar otro criterio de objetividad que no sea la presencia de la
voluntad del pueblo como guardián de su propio destino.
Para que esto sea posible
deberemos alcanzar un alto grado de conciencia social, que entiendo como la
identificación por parte del hombre de sus derechos inviolables, sin enajenar
la compresión de sus deberes.
Por último, si tuviera que
decidirme por un factor aglutinante, optaría por la solidaridad social, como
fuerza poderosa de cohesión que sólo un pueblo maduro puede hacer germinar.
Estos factores colaboran para
que la comunidad organizada constituya un verdadero sistema, en la medida en
que está armónicamente estructurada en todos los niveles que la integran.
La asimilación de estos
conceptos es muy importante porque si es cierto que la comunidad organizada
configura en su misma naturaleza un sistema, deben esperarse de ella los
mejores resultados posibles.
La organización de la
comunidad implica una tarea ardua que requiere programación, participación del
ciudadano, capacitación y sentido del sistema para su orden y funcionamiento.
Considero imperioso refirmar
que la organización de la comunidad - al igual que todas las organizaciones -
debe estar en manos de quienes posean, a través de su acción y experiencia,
innegable vocación de servicio
público, aptitud de
conducción, y capacidad concreta para el estudio de las cuestiones relativas al
desarrollo social del país.
Tales ciudadanos deben representar
solamente intereses legítimos y aspiraciones justas, actuando, por otra parte,
con absoluta y radical autenticidad. No debe olvidarse que las organizaciones
sirven en la práctica, básicamente, por la calidad de los dirigentes que están
en su frente. Cuando la organización supera al hombre y lo subordina, toda la
idea de la conducción como arte de gobernar desaparece por la debilidad de
funcionamiento del sistema.
La comunidad organizada debe
conformarse a través de: una conducción centralizada en el nivel superior del
gobierno, donde nadie discute otro derecho que el de sacrificarse por el
pueblo; una ejecución descentralizada y un pueblo libremente organizado en la
forma que resulte más conveniente a los fines perseguidos.
En síntesis, unidad de
conducción, descentralización de ejecución, y una concepción que emane del
sentir del pueblo, son las pautas básicas para la organización. La pluralidad
del pensamiento y las críticas constructivas, configuran elementos esenciales
de esa misma forma de organización y funcionamiento.
Cuando la comunidad argentina
esté completamente organizada, será posible realizar lo que sigo interpretando
como misión de todos los ciudadanos: hacer triunfar la fuerza del derecho y no
el derecho de la fuerza.
Me parece indudable que sólo
la libre decisión es indispensable cuando la áspera garra de la dependencia lo
constriñe. De ahí que comunidad organizada significa, en última instancia,
comunidad liberada.
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