Sin embargo, la organización
del mundo según la concepción universalista no implica la desaparición de
fricciones y discrepancias en el orden internacional, especialmente durante las
etapas de gestación de ese nuevo mundo. Tampoco excluye totalmente las posibilidades
de que se produzcan conflictos bélicos, a través de los cuales determinados
grupos, especialmente los económicos, pretenderán satisfacer sus propios
intereses.
Es más, la marcha hacia el
universalismo en sus sucesivas etapas nacional, regional y continental, se
caracterizará por la lucha que desarrollarán las naciones para independizarse
de los imperialismos que las mantienen oprimidas.
El Modelo Argentino define
claramente el estilo nacional que deberá identificar a la República en el
futuro y, además, establece los grandes objetivos que deberán alcanzarse para
lograr la total liberación nacional.
Tal circunstancia implica que
las Fuerzas Armadas, adecuadamente reorganizadas en base al potencial real de
la Nación y a las verdaderas exigencias de la Defensa Nacional, se apresten a
respaldar firmemente la transformación que marca la República. Transformación
que, por otra parte, no es más que la materialización del deseo manifestado por
el pueblo argentino de eliminar definitivamente las formas de opresión de
distinta naturaleza que durante decenios ejerció el imperialismo, para detener,
en beneficio propio, el desarrollo nacional.
A fin de enmarcar con
precisión las misiones que cumplirán las instituciones armadas, deberá tenerse
particularmente en cuenta que no sólo se limitarán a prepararse para el
desarrollo específicamente militar, sino que participarán decididamente en el
proceso de liberación nacional, contra toda forma de imperialismo interno o
externo.
Dicha intervención se
concretará mediante actividades de apoyo a la comunidad y a través de acciones
de tipo educativo que se dirigirán especialmente sobre el personal de
tropa que anualmente pasa por sus filas,
y que se extenderán al personal de cuadros, quien tendrá a su cargo difundir y
predicar la Doctrina Nacional. Doctrina que sintetizándola, podríamos definir
como las máximas aspiraciones argentinas, vertidas en el Proyecto Nacional.
Las Fuerzas Armadas son parte
del pueblo y, como tal, están integradas con el mismo. La unión y solidaridad
del pueblo y las Fuerzas Armadas son una precondición para que fructifique la
Democracia Social de nuestro Modelo Argentino.
En consecuencia, a las Fuerzas
Armadas, como a cualquier otro sector de nuestra sociedad, les compete
desempeñar un rol preponderante en la Defensa Nacional. Esto significa que si
bien nuestras instituciones armadas, ante la eventualidad de un conflicto
militar, constituirán la columna vertebral del sistema de defensa, su
participación no se limitará a prepararse para esas posibilidades. También
colaborarán firmemente en los esfuerzos en que se empeña el Estado Argentino y
el resto de los sectores nacionales, con la finalidad de alcanzar y consolidar
el desarrollo armónico de la República.
Nuestras Fuerzas Armadas
asumieron plenamente la tarea de defensa contra el neocolonialismo y su
compromiso consiste en la participación activa en la reconstrucción del país,
realizada con sentido nacional, social y cristiano.
Un nuevo aporte, en estas
circunstancias, será el de contribuir a la formulación del Proyecto Nacional,
como otro grupo efectivo de pensamiento de los que conforman la comunidad
argentina, señalando para cada uno de los campos que responden al quehacer
nacional, qué es lo que conciben más apropiado para lograr la grandeza y la
felicidad del pueblo argentino.
A fin de cumplir con
eficiencia las misiones generales señaladas, nuestras instituciones castrenses
deberán reunir ciertas características que enunciadas configuran el modelo de
Fuerzas Armadas que necesita el país para respaldar su futuro.
Consecuentemente las Fuerzas
Armadas argentinas deben:
- Tener un profundo conocimiento de los objetivos nacionales y consustanciarse con ellos.
- Integrarse estrecha y realmente con el pueblo del cual se nutren y a quien se deben.
- Establecer íntimo contacto con los diferentes sectores de la sociedad, a fin de comprender sus problemas y necesidades, única forma para materializar objetivos comunes.
- Elaborar la estrategia militar basada en la que adopte el Estado. Consecuentemente, elaborar la Doctrina Militar Nacional, y estructurar las organizaciones adecuadas para satisfacer sus exigencias.
- Desarrollar una verdadera doctrina conjunta, que facilite y haga más eficiente el accionar militar.
- Cooparticipar activamente en el desarrollo nacional fomentando áreas aún no abarcadas por los sectores privados, y vinculadas con la Defensa Nacional.
- Impulsar decididamente la actividad científico-técnica, con la finalidad de desarrollar una industria bélica nacional que la autoabastezca, eliminando la dependencia del extranjero.
- Sumar su acción a los esfuerzos que los sectores nacionales realizan en las distintas áreas de la comunidad, para romper con la sujeción material o espiritual ejercida por los grandes intereses extranacionales.
- Participar activamente con su tecnología, medios y personal, en la ejecución de los programas industriales que se realicen en el ámbito civil, fundamentalmente en aquellos de importancia estratégica, como el Plan Siderúrgico Nacional, y en los que sean fuentes de producción para sus propias necesidades.
- Cooperar con la comunidad en cuanta oportunidad pueda prestar su concurso en pro del bienestar del pueblo.
Así concibo a nuestras Fuerzas Armadas,
consustanciadas con nuestro pueblo en una estrecha e indestructible unidad
espiritual.
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